Escrito por Eduardo M Romano el 11 febrero, 2019
Insistía llamativamente en ello.
No le resultaba sencillo describir su estado de ánimo.
Retraimiento. …Desgano…Tal vez.
Pero también Desasogiego.
Repitío esta palabra, pero más lento.
Me explicó que tenía por costumbre introducirla
cuando no podía definir con una precisión relativamente aceptable,
qué le andaba pasando.
Para ser más preciso, desde aquél día.
Imposible de olvidar o atenuarlo.
Desde entonces,lo abrumaba una mezcla
que oscilaba entre la desdicha y la nostalgia.
Sin olvidar los reproches, que también abundaban.
Aunque desconocía su preciso significado,
le gustaba esa palabra…
…»desasosiego»… quizás por la forma en que sonaba,
le parecía la correcta.
Por ese aire entre etéreo e indefinido
que sentía que quedaba revoloteando en el aire
al pronunciarla.
Revoloteando. Girando sobre sí mismo.
Como si en cada vuelta,
volviera a perderla.
» El objeto tal vez no está realmente muerto. Pero se perdió como objeto de amor…sabe a quién perdió, pero no lo que perdió en él». (S.Freud «Duelo y melancolía» O.C.)
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