Escrito por Eduardo M Romano el 2 mayo, 2013
que hacen tropiezo, desliz, síntoma o atolladero
Ella y Él
No tenía caso
Son unos asuntos que no cesan
de escribirse como al descuido,
(pero minuciosos), dentro nuestro…
…Ante ellos es de lo más fácil
que nos sorprenda
una réplica
y que la tratemos con la premura de lo nuevo,
y no como debiéramos…
…quiero decir, como una parte Segunda.
Una que insiste en aparecerse
sólo para cifrar de otro modo
su escritura.
Como si fuera una cosa distinta,
y no la misma que se presenta
con otra cara
y de nuevo,
para agitar nuestra vigilia.
Bordes
La Razón puede tener muy en claro la consistencia
de ciertas cosas y la índole de muchos de nuestros asuntos.
Pero, créanme que en lo que hace a las Subjetividades,
nada de esto quita que en estos bordes,
aquellas fronteras y esos otros pliegues no tan lejanos..
…a la Razón la acometan la Vacilación y la Duda
acerca de sus propios pasos,
y puede que hasta retroceda de espanto ante algunas cosas,
aunque sepa de memoria
que son inexistentes, imposibles o inauditas.
Pero aún así sucede…que ante eso que seguro
a uno no puede ocurrirle…
…nos estremezcan molestos titubeos
o inexplicables escalofríos…
Unos que tienen capacidad de sobra
para hacer vacilar
muchos presupuestos seguros
y más de una de nuestras certezas cotidianas.
Una palabrería innecesaria
No tuvo peor idea que la de empezar a dar
ejemplos redundantes
de eso tan singular , ligado a su deseo.
Entonces todo empezó a deshilvanarse
con cada ejemplo que él ponía,
en su estéril y ridícula pretensión
de pretender explicar cada detalle,
con abundante retórica y estéril palabrería.
Es que tanta profusión de isomorfismos
y multiplicación de equivalencias…
…parecían cumplir aquel mandato inconsciente.
que lo obligaba
a tomar distancia hasta volver tenue y anodino..
…cualquier cosa que pudiera despertar
siquiera la sospecha,
de ser un deseo propio y genuino.
El oír y la Escucha.
Está el oír propia de la interacción comunicativa,
a la que se supone en perfectas reciprocidades
de ida y vuelta, simétricas y sobre todo definidas
exclusivamente por posicionamientos enunciativos conscientes.
Pero con Freud,es preciso atender a una dimensión otra y distinta :
la de la escucha psicoanalítica.
Y aquí ya no valen los espejos ni las pulcras mitades que van y que vienen,
en encajes duales.
Esta escucha es sensible al Inconsciente y le otorga un lugar de privilegio
al fallido, al desliz, al equívoco y aún a la desmemoria.
También se esfuerza por capturar esos rastros que van dejando al pasar,
el Deseo, la Demanda y los Fantasmas.
Que saben muy bien cómo dar vuelta, imponerle saltos o bien
vacíos y cortes abruptos,
a todo eso que en apariencia, uno va diciendo interlocutivo,
mientras algún otro para la oreja ,
derechita y nada más que consciente.
Equívocos, deslices y acentuaciones inmerecidas.
y deslizan sus retornos.
Postergaciones
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