Escrito por Eduardo M Romano el 12 enero, 2014
Lo más seguro es que responda
a un nuevo alineamiento de ciertas cosas nuestras.
Porque en el mundo de afuera que nosotros sepamos,
nada cambió al respecto.
Entonces ocurre que algo cuyo sentido, dirección, propósito,
y argumento, dábamos por descontado , de tan clarito que estaba…
…cambia y empieza como a incomodarnos por dentro.
Porque ahora nos resulta distinto.
De modo que esa frase que escuchamos , resulta
que pudo haber sido dicha para darnos a entender
todo lo contrario.
Esto a su vez, engancha con aquel gesto irrelevante
que ahora nos damos cuenta que de neutro
o indiferente, tenía poco y nada.
Y no es que de pronto nos hayamos vuelto
demasiado susceptibles o que estemos imaginando
tramas persecutorias o asuntos que nunca existieron.
Sólo se trata de que a un hecho que lo teníamos entendido
de un modo, ahora , con el paso del tiempo,
y cierta perspectiva que no la teníamos o no la encontramos antes,
nos parece bastante distinto.
Resulta entonces que las transparencias
estaban llenas de claroscuros…que el supuesto diálogo
fluído siempre había tirado más bien a monólogo…
…y que aquello que mirábamos de frente,
estaba hecho para ser visto de costado.
Y no vayan a pensar que termina ahí la cosa…
…Porque hasta ese lugar de protagonista
que sin lugar nos atribuíamos dentro de la escena….
….recién ahora nos damos cuenta ,
que con suerte nos daba para actor de reparto.
Deja una respuesta