Ciertas voces.

Existen voces que invocan, apelan
o llaman.
También están las que exigen imperativas.
Otras gritan y vociferan.
Cada una con sus propios tonos,altos y bajos,
silencios e interrupciones.
Algunas enuncian verdades sin vueltas.
Otras,dicen sólo aquellas cosas que les resultan convenientes,
y se guardan las otras.
Sin olvidar las que profieren ésto y dan a entender
eso otro.
Hay voces que acompañan, y se las siente siempre cerca de uno,
Otras tienen por costumbre abandonar a mitad del camino,
Conozco voces que nos dejan , porque les exigimos demasiado rápido,
más de la cuenta ,o todo junto.
Las voces no son todo el tiempo
exactamente las mismas,
aunque provengan de la misma persona.
Sucede que hasta la voz propia
resulta muy difícil
mantenerla siempre
igualita a sí misma.
No son pocas las veces en las que cambian
según la ocasión y quién tenga uno por delante.
Además,sucede que pueden tropezar y ser objeto de toda clase de equívocos.
Tal vez, porque algo obligado a permanecer oculto,
encuentra por fin el resquicio para imponerse
a un decir con pretensiones de neutro y equidistante .
Entonces, eso que se venía diciendo tropieza, tambalea
y trastabilla.
Y por más empeño que se le ponga, ya no vuelve a ser lo mismo.
Todos sabemos ,por experiencia propia,que también existen aquellas voces
que dejamos pasar y que hoy daríamos cualquier cosa
por volver a escucharlas.