Escrito por Eduardo M Romano el 22 julio, 2014
que vistos desde afuera,
pueden parecer delo mas arduos, complicados,
contradictorios y hasta extravagantes.
Tanto que a uno le dan ganas de avisarle al otro,
como para que abra los ojos y se de cuenta…
..que no se le ocurra repetir lo de antes..que ponga más cuidado,
que resista a la tentación de ponerse a hacer réplicas
que seguro lo van a terminar frustrando,
lo mismo que antes.
El problema es que si no hay trabajo ni elaboración por adentro,
no hay consejo que dure ni advertencia que valgan o duren más allá
de un cierto tiempo.
Porque los deseoss, los motivos, los goces, los mandatos y los argumentos, son inconscientes e insabidos.
Y no se cansan de ir preparando el terreno
en las formas más minuciosas,
distribuyendo los presupuestos, los requisitos, los augurios,
los estados de ánimo y aún las precondiciones…
….allanando el camino para que parezca más luminoso y lisito,
por este lado…
…y escandalosamente árido, repleto de obstáculos
y tan poco amigable
por aquel otro.
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