Escrito por Eduardo M Romano el 12 febrero, 2017
En esos momentos,
todo le resultaba fugaz y corría demasiado rápido.
Como una catarata de angustias, ideas
y sentimientos uno mas lugubre y tenebroso que el otro.
Ademas, por muy distintos que parecieran
ya había aprendido,por experiencia propia.
que la mayor parte de las veces
enfilaban para el mismo lado.
Tan difícil de vivir como de intentar
ponerlo en palabras.
Era lo más parecido a ir caminando
por un borde,
teniendo siempre en la cabeza
la amenaza del abismo
y la certeza de una proxima caída.
Como si en esos momentos imposibles de ser dichos,
uno se hubiera quedado huérfano de todo amparo
y alejado de ese eje sutil,pero imprescindible,
por el que de algún modo
se sabe, sin necesidad de pensarlo,
hasta dónde llega uno
y en qué lugar empiezan los otros.
Dónde esperan el refugio y la buena fortuna.
Y en qué curva
aguarda la caída.
…» El problema …nos llevará a considerar el resultado
de las cicatrices narcisistas. En verdad..son más adherencias
que cicatrices, es decir zonas sensibles, vulnerables,
que amenazan con despertar dolor …»
(A:Green «Narcisismo de vida, narcisismo de muerte «)
Deja una respuesta