Escrito por Eduardo M Romano el 28 julio, 2014
Se dio cuenta que no era suficiente con sentirlo
y dejarlo exclusivamente adentro suyo,
inmovilizado y quieto,
como si fuera una especie de secreto,
condenado a no ser nunca visto , tocado o dicho.
Ya resultaba poco menos que impostergable,
encontrar el lugar y la ocasión,
para poder expresarlo.
Aunque fuera en una forma desprolija,
a ese sentimiento.
Y si no encontraba el sitio adecuado,
ni el momento posible,
era urgente
ponerse ya mismo a inventarlo..
..para que no siquiera ese destino
tan penoso,
que cada quien sabe y ha vivido,
de todo lo que pudo ser
y no ha sido.
Deja una respuesta