Escrito por Eduardo M Romano el 22 enero, 2022
En la mayor parte de las ocasiones,
no atinamos a definir
ni a explicar
de qué se trata eso que, muy de tanto en tanto,
nos sorprende y se instala
desprovisto de nombre
y ajeno a la palabra.
Es un instante de extrañamiento
que se apodera de Nosotros,
para vagar dentro nuestro.
Sentimos que unas cercanías por un rato, nos perturban
y se agitan, breves e intensas.
Lo suficiente como para confundirnos.
En esos segundos, que parecen eternos,
ciertos ejes propios olvidan
algunos verbos y dejan caer uno que otro sustantivo.
Se sacuden referencias cotidianas
dadas por obvias y las cosas ,
terminan en un irremediable desconcierto.
Porque ciertas razones dejan de serlo.
Y salen a relucir argumentos que esta vez se quedan cortos.
Algo fugaz comienza a perturbarnos,
mezclando familiar con extraño.
No es raro que suceda,
que ciertos asuntos reprimidos
decidan ,
emprender su retorno.
Para exigir que les rindamos cuentas.
Según su dialecto y a su modo
Desapercibidos y discretos.
Casi como ocultos y anodinos detrás
de esa fugaz perturbación
e inocente desconcierto.
Deja una respuesta