Escrito por Eduardo M Romano el 25 septiembre, 2021
La falta
y a su alrededor, la distancia,
que entre tantos de sus rostros, puede asumir
el del desgarro.
Hermano de una nada
que revolotea y nos toca para irse
a su antojo.
Tanto para anunciar el amanecer
como para transformar ,
nuestras luces
en fatigadas sombras.
Pero también, vacío anónimo
que despierta , si sabemos escucharlo,
un nuevo empuje dentro nuestro.
Uno que preanuncia
el encuentro con lo incierto
y el entrevero de íntimos y próximos combates.
Esos que cada quien
debe librar, a su modo, por no claudicar
y al menos, hacer el intento
de conquistar, de tanto en tanto,
un nuevo Nombre.
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