Escrito por Eduardo M Romano el 6 marzo, 2014
No lo decía con palabras, porque no tenía conciencia
de todo ese trajinar de ideas, imágenes, pensamientos
y emociones,
sólo para nombrarles algo de todo eso
que se había puesto en marcha
en aquella zona insabida de sí mismo,
y que por el momento no tenía oportunidad de ser dicha.
De modo que no había palabras ni semánticas precisas
ni ordenadas como para que pudiera uno dar cuenta
y entender todo esa torrentada
de cosas intrusivas
(esta es la palabra que se me ocurre ,aunque tal vez haya otras
que sean más precisas)…que no dejaban de entrometerse
en silencio,provocando este equívoco inoportuno..
ese desliz que terminaba produciéndole
un flor de embrollo con los otros…o esa
clase tan peculiar de desánimo que le sacaba casi todas las fuerzas
y las ganas de seguir con eso que había comenzado
lleno de pasión y entusiasmo…
..aún no podía ponerlo en palabras pero alcanzaba
con prestar un poco más de atención y mirarla con cierto
cuidado para que se hicieran visibles todas
esas otras formas que tenía para decir, según sus
maneras y sus modos,
mucho de lo suyo…
…con este disfraz tan apropiado, esa máscara que aunque
resultara tan familiar,
despertaba cierta desconfianza..o con aquella otra vestimenta
de lo más común y corriente
pero que tenía esa marca pequeña ,
que bien podía haber pasado del todo inadvertida..
..Porque son detalles que han hecho amistad con lo obvio,
y las más de las veces pasan inadvertidos…
..y que sin embargo, así como parecen ,
minúsculos y hasta intrascendentes,
créanme que son del todo capaces,
para mostrar un fragmento de esa huella íntima,
o de aquel otro asunto entrañable,
que andan sueltos por ahí…
..buscando el amparo de alguien
que sepa darles un lugar y escucharlos.
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