Escrito por Eduardo M Romano el 23 noviembre, 2016
Existen unas ideas que las tenemos firmes y consolidadas
en nuestra vida despierta.
Y otras ,de enorme importancia,
de las que no tenemos la menor idea ni conciencia.
A unas, alcanza con verlas venir desde lejos
para saber qué quieren
y a qué es a lo que apuntan.
Qué clase de cosas refieren, cuáles dan a entender
y con ´qué otras
eligen guardar silencio.
A esto hay que añadir, esos asuntos
que se los deja (como al descuido),
flotando en el aire,
para que algún otro
se haga cargo
y diga cómo es que siguen,
si se toma en cuenta
este detalle
o ese indicio.
Sin olvidar a las que se destierra,
porque sin poder precisar el motivo,
inquietan más de la cuenta.
Pero también existen en cada uno de nosotros,
ciertos contenidos
que son de otra clase
y corresponden a una raigambre distinta.
No se los tiene a mano,
como para evocarlos así nomás,
y traerlos a la conciencia, cuando nos da la gana.
Tienen un proceder que les es propio.
Y habitan en un lugar otro.
Se mueven con unas dinámicas
que para la razón,
resultan extrañas, disparatadas e insólitas.
Son lo menos que parecen.
…» Ya en otro lugar, adopté el supuesto de que la
diferencia efectiva entre una representación ( un pensamiento)Icc
y una Precc. consiste en que la primera se consuma
en algún material que permanece no conocido,
mientras que en el caso de la segunda (la Precc.),se añade
la conexión con representaciones palabra.
….»Cómo algo deviene Preconsciente?»…» Por conexión con
las correspondientes representaciones-palabra…»
…» Son restos mnémicos y una vez fueron percepciones y,
como todos los restos mnémicos,pueden devenir concientes…».
(S.Freud. » El Yo y el Ello «. O.C.)
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