Escrito por Eduardo M Romano el 3 marzo, 2014
Existen dramas fantásticos que no dejan
de producirse todo el tiempo dentro nuestro.
En su mayor parte,transcurren inconscientes.
De modo que de ellos, la mayor parte de las veces,
no tenemos idea.
Pero sí puede aparecerse ese eco deformado que nos resulta
tan ambiguo…esa idea clara cuyo contenido no alcanzamos a
discernir ni a poder dar cuenta hacia dónde apunta
ni qué cosa es lo que pretende…
…o ese cambio de humor repentino
que se apodera por un momento,
de nosotros y de nuestro semblante…
..sin que podamos ensayar demasiadas explicaciones
al respecto.
Escenas que sin ser pensadas, no dejamos de producirlas
todo el tiempo…No vayan a pensar que son inútiles , inócuas o
del todo desprovistas de sentido..Créanme que son capaces de predisponernos por ejemplo, a tomar más en cuenta este acento
o a hilar un poco más fino acerca del por qué de esa entonación
y no otra, y en ese preciso momento…o bien a hacer que paremos
un poco más la oreja cuando detectamos ese gesto o cambio
leve en el semblante de quien está al lado nuestro….o volvernos tan susceptibles a ese otro detallle , que para la otra gente
pasa desapercibido…pero no para nosotros.
Imágenes,escenarios, espectáculos
que no cesan de producirse y esfumarse dentro nuestro…
…curiosas geometrías que se las arreglan para ir
componiendo sentimientos, ideas y fantasmas..
Trazando límites y líneas de fuga. Bordes que se estiran
cada vez más lejos,
y otros que se empacan
y se obstinan, en vano,
por permanecer fijos en nosotros.
Deja una respuesta