Escrito por Eduardo M Romano el 11 agosto, 2015
Eran muchas,tal vez demasiadas,
las palabras
que ese día no hacían más que rondarle
y darle vueltas.
Lo mismo podría decirse acerca de los hechos,
los contextos, los pormenores y las circunstancias.
Uno podría hacer el intento de encarar por este lado,
o bien probar suerte por aquél otro.
Pero en el fondo,
daba lo mismo. Algo le decía que era inútil.
Porque si sólo se tratara de una minuciosa
planificación, objetiva y razonada.
Cuidadosa de los detalles y absolutamente
puntillosa con los plazos, los esquemas y los diagramas…
…no habría mayores problemas.
Sabía bien que de todo eso, había de sobra.
Pero faltaban el ensueño ,la ilusión , y la fantasía.
Que parecían haber entrado en una especie de crepúsculo.
El ensueo, la ilusión y la fantasía.
Imprescindibles para poder hilvanar
algún sentido y proyecto
que puedan llegar
a resonar genuinos
y darnos el empuje
que hace falta por dentro.
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