El error, la duda y la pregunta.

Escrito por Eduardo M Romano el 23 diciembre, 2019

Su devenir había ido transcurriendo
tal y como pudo según se le fueron dando las circunstancias.
Siempre cargando sobre sus espaldas
con el peso y las marcas
de un padre tan rígido y estricto
como sentencioso, distante y temible.
Decía que a su andar imponente ,
a sus opiniones irrefutables
y a sus órdenes tan implacables
como imposibles siquiera de ser objetadas…
…a todas y cada una de estas cosas
las llevaba grabadas a fuego
como una inconfundible marca de origen.
Así,
en los asuntos de la vida, sólo estaba permitido
tener , a lo sumo, dos opciones a tomar en cuenta.
Porque tres ya, ya eran demasiado . Por la sencilla razón
de que su número podía comprometer,
la regla primera : hacer algo, lo que fuera,
sin tener que dudar, hacer hipótesis, volver para atrás
ni dar vueltas.
porque para las personas firmes y resolutivas,
el tiempo y las exigencias siempre apremian.
Actuar de otra manera,
ya era un claro indicio,
de estar volviendose timorato,
Esos seres grises.
Los de temperamento blando,los inseguros
y los débiles de carácter.
Es que para esta figura aplastante,
las dudas y lo incierto,
eran males que era preciso aplastar
lo antes posible.
A tal punto, que sólo podía formularse una pregunta
sólo si ya se sabía de antemano su respuesta.
Cosa bastante sencilla, si se seguían al pie de la letra,
la tradición y el protocolo.
Es que de acuerdo a esta lógica alienante
el error, la duda y la pregunta,
no hacían otra cosa que ir modelando,lenta y silenciosamente,
identidades ambiguas ,endebles y poco claras.
De ésas que hasta se permiten el lujo de plantear
que existen los tonos grises,
las medias tintas,
las incertidumbres,el cambio de opinión,y uno que otro retoque

en algún punto de vista

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