Escrito por Eduardo M Romano el 14 enero, 2017
Nadie podía decir,
que lo suyo se tratara de un logro completo,
tal y como podía parecerlo a simple vista.
Con esa promesa de avance muy próximo
y logros palpables,
que iban a tardarse muy poco en llegar.
Contaba, a quien anduviera cerca,
con total convicción y detalle cada rincón de ese asunto.
De modo que no había lugar para la duda.
Lo que seguía no podía ser otra cosa que un final feliz
con cambio de rumbo.
Pero en verdad, se trataba de algo muy distinto.
Porque el Inconsciente decía, a su modo,
otras cosas.
Más precisamente, todo lo contrario.
Al final de cuentas, la partida
se terminaba jugando
en los lugares menos convenientes
y en los tiempos más inoportunos.
Como si algo se contentara en darle más ímpetu
y más aire
al impasse y a la inercia.
(…»en la práctica , no toma ninguno de los dos caminos,
o más bien sigue ambos simultáneamente , lo que viene
a ser lo mismo. Replica el conflicto con dos reacciones contrapuestas
y las dos válidas y eficaces….Pero todo esto ha de ser pagado,
de un modo y otro…a costa de un desgarrón del Yo…
…que se profundiza con el tiempo…»
(S.Freud. «La escición del yo en el proceso de defensa «. O.C.)
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