Escrito por Eduardo M Romano el 14 julio, 2024
La palabra no siempre estaba a su alcance.
Eran instantes vacíos
en los que todo se eclipsaba
y una angustia silenciosa
arrastraba su decir
dominando el escenario.
Los sentidos posibles,
(que aún ni siquiera habían tenido la posibilidad
de ser pensados ni dichos,
eran borrados de la sospechosa conciencia.
Sin dejar rastros para el recuerdo
ni ocasión para la nostalgia.
Entonces el síntoma.
Y rondando
entrañable y al acecho,
el fantasma.
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