Escrito por Eduardo M Romano el 18 abril, 2014
No perdía la oportunidad de decir,
a quien tuviera por delante,
que a todo el presente,
y por si fuera poco , también al más adelante
,que era justito adonde estaba yendo,
los tenía bajo control y del todo claros.
Dando a entender , que sin tiempo para la vacilación
ni espacio alguno para la duda.
Se jactaba de mirar siempre para adelante…porque para atrás o
hacia los costados,en busca de alguna memoria,
era perder el tiempo.
Proclamaba a los cuatro vientos
que en él no cabían el desliz ni el equívoco…y que el recuerdo
y la nostalgia para él eran casi lo mismo…y que las dos juntas,
como puestas en un mismo paquete, era un asunto de personas débiles…
Claro, que lo malo del asunto , era precisamente
eso que cuidadosamente no decía…
…el hecho de tener que convivir con el temor,
(que cada día que pasaba se le hacía más y más grande),
a que irrumpiera esa escena que más temía…
una en la que el mínimo detalle o el más impensado
de sus descuidos…pudieran delatarlo…
exhibiendo a éste o aquél otro
de los que sentía, eran sus muchos
puntos débiles y cuantiosos bordes flojos,
..ante algún otro.
Deja una respuesta