Escrito por Eduardo M Romano el 9 abril, 2017
Se sostenía, como cada uno de nosotros,
en una mezcla singular y entrañable,
hecha de pensamientos insabidos,
que desde algún lugar,
empujaban para decir , a su modo,
lo suyo.
Al lado de otros,
que casi siempre iban aferrados
a premoniciones, inquietudes, certezas
y premisas vagas.
Algunas explícitas y otras , no tanto.
Que le iban marcando,
como a cada uno de nosotros,
para qué lado enfilar el rumbo
qué asuntos poner sobre la mesa,
y con cuáles cosas arriesgar
el ida y vuelta entre testigo y protagonista.
También le iban marcando
con cuáles asuntos resultaba conveniente
meter violín en bolsa
y dejarlos ocultos,
en un obstinado silencio.
Sin embargo, debo decir,
que no todo resultaba tan prolijo,homogéneo,
unívoco ni sencillo.
Porque una y otra vez,
aparecían los pensamientos inconciliables,
los sentidos contradictorios,
las consistencias, los relieves ,
y los ángulos de mira,
furiosamente divergentes
entre la Conciencia y lo Inconsciente.
Capaces de generar sin aviso,
(como en un abrir y cerrar de ojos),
la angustia,la zozobra,la agonía y la inercia…
…tanto como el empuje, la apuesta inclaudicable
y la osadía.
Como en cada uno de nosotros.
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