Escrito por Eduardo M Romano el 29 julio, 2018
Eran momentos en los que las más distintas manifestaciones
en su cuerpo que uno pudiera imaginarse,
pasaban a ocupar el centro de la escena.
Disruptivas. Inapelables.
Ahora, estas contracturas obstinadas, enseguida esos mareos difusos,
y un poco más tarde,
aquella pérdida de voz,
en los lugares menos adecuados.
Algo inefable se las ingeniaba
para escurrírsele al sentido
y hacerle un mentís a la palabra.
Entonces, la ansiedad,errática y difusa.
Una que sólo parecía reconocer anclajes en el cuerpo propio…
…con una mano aferrada al dolor,
y con la otra , vaya a uno a saber
a qué clases de enigmas.
Porque lo que se dice causas o motivos, más o menos coherentes,
(una y otra vez se preguntaba),
no podía encontrar , en prinicipio, ninguno.
Sólo escenas sueltas y en fragmentos,
que dibujaban un curioso deambular interno,
de un lado para otro.
Como respondiendo aun empuje propio.
» Es cierto que yo inicio el tratamiento pidiendo que se me cuente toda la biografía y la historia de enfermedad, pero lo que me dicen ni siquiera me alcanza para orientarme…son incapaces de dar por sí mismos, un informe de esa clase…»sus noticias se empobrecen quedan lagunas y enigmas…épocas totalmente oscuras, no iluminadas por ninguna comunicación utilizable…»
(S.Freud » Freagmento de análisis de un caso de histeria «O.C.)
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