Ese día tomó la decisión.

Escrito por Eduardo M Romano el 18 abril, 2014

Ese día renunció al dudoso privilegio
y al elogio tramposo
de ser en la vida de esa familia,
el que debía cumplir al pie de la letra
con aquel riguroso  e inexorable mandato.
Lo suyo fue sin hacer mucho ruido.
Porque no precisaba agregar dramatismo
ni recurrir al artificio
de intercalar alguna que otra frase estridente.
Después de tanto tiempo,
podía decirse a sí mismo, que estaba seguro de lo que hacía.
Y que la decisión ya había sido tomada.Y que no había retorno.
No vayan a pensar que se sentía muy valiente por eso.
Lo suyo era otra cosa. Porque sentía que estaba llevando adelante
algo más coherente que correspondía
a una identidad más propia y genuina.
Escenas incontables habían acudido a él en esos momentos.
Las absurdas y las lógicas.
Las tristes y las que no entraban dentro de ellas mismas por lo contentas.
Las nítidas y las borrosas.
Las que tenían en claro a qué cosa le apuntaban.
Y también otras, que eran del todo inciertas.
Entonces , cuando sintió que había llegado el momento,
respiró hondo,
y salió decidido a cumplir con lo suyo.
Ahora sin  tener que apelar a corazas falsas.
Vulnerable y expuesto.
Yo les diría bien humano.
Como uno  cualquiera de nosotros.

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