Escrito por Eduardo M Romano el 2 marzo, 2014
Existe esa clase de sentimientos, que en principio,
no los podemos anudar, así de simple ni sencillo,
a ninguna categoría de pensamientos.
Andan a la deriva y sin rumbo fijo dentro nuestro.
Uno no podría decir de ellos
que son buenos , malos ni neutros.
Pero sí, ambiguos e imprecisos,
y con eso alcanza para inquietarnos.
Aunque no tengamos prueba alguna y
ningún tipo de derecho para echarles la culpa
de algo….por las dudas.
A medida que pasa el tiempo, que puede ser corto
(pero que a nosotros se nos va transformando desde
demasiado hasta mucho)…la situación se nos va complicando
por dentro …yo diría que como poniéndose cada vez más y más
densa.
Entonces puede ser que con tal de anudarlo a alguna cosa más
o menos precisa a este sentir tan esquivo y sin nombre,
le echemos mano,
por ejemplo, a cierto recuerdo que estaba dormido…
..o bien que le pongamos el ojo a ese detalle minúsculo,
que en su momento no nos llamó
la atención para nada ni llegó a significar para nosotros,
cosa alguna…
..Pero que ahora, puede que nos d,
que nos cuenta,que tal vez
tenga que ver, con esta inquietud
tan imprecisa que estamos sintiendo ahora.
Quiero decir, que es muy difícil que la dejemos
flotando en el aire a una emoción ambigua,
o a un sentimiento incierto,
que están aún huérfanos de palabra y sin nombre.
Entonces, lo más seguro es que nos pongamos a buscar
donde sea…
…con tal de darle alguna clase de sentido…
…ligándolo con algo…a eso
que tanta inquietud nos está provocando…
…por andar como de incógnito
dentro nuestro.
Deja una respuesta