Escrito por Eduardo M Romano el 11 febrero, 2014
Hay ocasiones en ls que les digo que cansa,
eso de tener que hacer
tanto desciframiento en la vida cotidiana.
Por favor, no me malinterpreten..
–no digo que esté mal esta predisposición…
que forma parte de la cada Cultura,
a no quedarnos siempre así nomás con eso que la sensibilidad
y la percepción nos a simple vista…
No critico para nada el afán de seguirles la pista
a los escurridizos significantes,
ni el fervor de dar cuenta provisoria
de uno que otro sentido.
Pero ocurre que hay gente que se pasa de rosca
y termina exigiéndole más de la cuenta a las Palabras..
…como como obligándolas a que luzcan y se parezcan
cada día ,más y más a las Cosas.
Así, en flor de lío terminan metiendo a la Elipsis,
a la Connotación y a la Semántica.
Con decirles que los Sustantivos empiezan a confundirse
a cada rato,
porque no terminan no teniendo en claro
si es el momento de llegar o el de irse..
..Los Adjetivos, por su parte,
empiezan a tropezar unos con otros..
y en el medio de tanto apuro,
ni tiempo tienen de pedirse las disculpas
que vendrían al caso.
El entrevero que se arma,
créanme que puede llegar a ser tan feroz y tan grande,
que ya no resulte para nada sencillo
distinguir una Palabra grave de otra que es aguda..
…y en el medio del batifondo,
puede ser que la que termine
pagando los platos rotos,
no sea otra que la pobre Esdrújula…
…a la que justo se le ocurrió pasar
por el lugar menos propicio,
en la ocasión menos oportuna.
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