Escrito por Eduardo M Romano el 7 mayo, 2014
Existen ausencias que pueden llegar a resonar
con toda su fuerza dentro nuestro…
porque uno no es que lo sienta simplemente
como una presencia que ahora no está
y que nos hace mucha falta.
El asunto es bastante más complicado,
porque se nos va transformando en una clase de vacío
que va como tomando cada vez más consistencia
a medida que se va ensanchando
y creciendo…la voz que era firme
se va haciendo un hilo
apenas audible. El sentimiento de soledad se nos instala
como a sus anchas…y muchas preguntas sin respuesta
no hacen más que interpelarnos…Aparecen deslices , lagunas
y silencios…que puede ser que los aprovechen para ocuparlos
los gestos de circunstancia
y las frases hechas,
que aportan muy poco
y nos dejan un gusto a nada.
Son esa clase de ausencias hondas,
que nos pegan fuerte,
porque no saben de giros, vueltas ni de atenuantes.
Van derechito y enuncian en directo..saben cómo golpear
ahí justito donde más nos duele…Son ausencias que encienden
sentimientos que no queríamos volver a verlos
y que hubiésemos preferido que permanecieran callados ,latentes dormidos…
..porque sabemos que son capaces de despertar fragilidades íntimas
y rincones oscuros..uno anda como perdido y no deja de acumular equívocos y destiempos…
..Ahi nos damos cuenta ,
que las habíamos subestimado…
Porque ni por asomo
podíamos suponer
que fueran capaces y
tuvieran esa fuerza, capaz
de conmover y despistarnos tanto.
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