Escrito por Eduardo M Romano el 2 febrero, 2014
Son tantas las ocasiones en las que las contingencias
propias de la vida,
nos ubican en cierta clase de oposiciones y antagonismos
en los que ni siquiera se nos hubiera ocurrido la idea
de pasarles cerca y mucho menos de asomarnos por los bordes.
Pero lo cierto, es que con más o con menos,
con mucha o tal vez con casi nada
de una secreta complicidad
de nuestra parte…
..nos encontramos con el hecho de que ya estamos
sumergidos dentro de ella…
…que viene a ser como un sistema de oposiciones
que nos obligan a ir yendo de un lado para el otro…
..y un conjunto de antagonismos que nos terminan involucrando
de lo lindo,
para que tomemos partido por esto que está acá,
o por aquello otro que está enfrente.
Es que es propio y muy característico
de cosas como éstas,
no andar con pequeñeces ni con exigencias chiquitas.
Es habitual que estas contradicciones que nos
involucran sin pedirnos permiso,
nada quieran saber con los tiempos intermedios
ni mucho menos con cierta flexibilidad en sus márgenes…
…cosa que a los sentidos y a los argumentos,
los dejaría un poco más sueltos y abiertos
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