Escrito por Eduardo M Romano el 6 mayo, 2014
Todo el tiempo, andan pasando cosas dentro nuestro,
que sin que les resulte preciso
apelar a las palabras,
saben cómo hacer lo suyo y arreglárselas,
como para predisponernos
a cierta clase de encuentros, motivos , circunstancias..y no otras.
En esto mucho tienen que ver
esos personajes entrañables,
que nos han sabido dejarnos para siempre,
ciertos modos, estilos ,inclinaciones y formas
singulares de modular lo íntimo,
y abordar lo de afuera.
También ocurre,
que sin quererlo de modo consciente,
solemos evocarlos en tantas otras circunstancias distintas.
Quizás cuando estemos haciendo esta particular
composición del estado de las cosas
y de cómo nos
parece que van a seguir dándose más adelante,
aunque no tengamos ninguna prueba concreta de ello….
…cierto modo singular de ilusionarnos y hacer castillos en el aire
por cosas que nos deleitan,
sin que los demás puedan llegar a
entender de qué les estamos hablando…También cuentan muchas
aprehensiones y cierta clase de inquietud con la que acostumbramos
a darle un matiz y colorear algo nuevo… o la capacidad de cobrar
la fuerza y el empuje inesperado ante esto imprevisto…pero también la de no tomar en cuenta,
en apariencia sin motivo, aquello otro que
pasó delante nuestro.
Son los ecos y las herencias,
de tantos amparos íntimos y resguardos entrañables,
que aún perviven, frescos y poderosos,
dentro nuestro…que supieron fundar esa clase de certezas,
a las que nos hemos aferrado desde nuestros inicios…
..ejes y referencias imposibles de ser remplazadas por otras parecidas…hechas de júbilos, desesperos y re encuentros…
…brillos y claroscouros inefables,
que nos hacen sentir ,
según sus tiempos y sus modos,
que nuestras búsquedas tienen sentido
y valen la pena.
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