Escrito por Eduardo M Romano el 7 febrero, 2014
Decía que la primera impresión que uno tenía de las personas,
las escenas y los contextos,
era la que terminaba siendo la certera y la que había que tomar
en cuenta de un modo casi excluyente.
Según creo, no se trataba simplemente de un tema de sensibilidad
ni de un asunto intuitivo, sino de algo más complicado.
Porque el límite con los Prejuicios y los Estereotipos, no sólo
era demasiado cercano, sino del todo borroso y por demás confuso.
Entonces el pasaje desde esas supuestas intuiciones sensibles
(que se jactaba de pescarlas a simple y primera vista),
al empecinado etiquetamiento de las personas y las cosas,
había nada más que un paso muy pero muy pequeño.
No quiero decir que la Intuición y la captación Inconsciente
no existan…peró sí que más vale andarse con cuidado
en asuntos como éstos.
En esta persona que les digo, por ejemplo, la pretendida
intuición sensible,
hacía más bien de pretexto,
para eso que no era otra cosa,
que un implacable afán de etiquetar
y un curioso apego al prejuicioso encasillamiento.
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