Escrito por Eduardo M Romano el 21 mayo, 2014
Uno no se da cuenta cuando le toca estar metido
dentro de uno de esa clase de circuito
que se cierran sobre ellos mismos.
Pensamientos laberínticos, callejones sin salida,
que son de lo más complicados….pero al mismo tiempo,
en ciertos modos, funcionales, livianitos y hasta uno diría
fáciles de llevar y bastante portátiles.
Porque los cargamos sin tener conciencia acerca de que existen
y que están yendo de un lugar al otro , dentro nuestro.
Entonces, nos pasa que podamos dar comienzo
a este proyecto auspicioso,
que abrigamos durante tanto tiempo,
llenos de pasión y entusiasmo…o que decidimos llevar por fin
adelante esa otra idea, que promete tanto…
..pero que vaya a saber uno por qué…nunca
llegan a buen puerto…se desvían por el camino,
pierden el rumbo o terminan sumergidas
por alguna parte.
Por supuesto que causas atendibles y de lo más razonables,
hay muchas.
Abundan las circunstancias que tenian que haberse dado de
una forma, pero que por una motivo o por otro…no se terminaron
dando, ni siquiera parecido a cómo se las estaba esperando.
También están aquellas personas con las que contábamos
y dábamos por supuestas,
que llegado el momento no se acordaron de venir,
o bien que directamente decidieron faltar a la cita.
Estas son cosas que todos sabemos que pasan.
Pero también existen otras que son de lo más importantes,
y que actúan sin que uno las noteni pueda siquiera mirarlas..
….unas que estaban en aquellos primeros comienzos,
tan prometedores y llenos de augurios…
Fuerzas y mandatos que estaban ya muy bien disfrazados
y ocultos en algún borde o rincón, dentro nuestro…
..Con la decisión inexorable y ya tomada,
de hacer todo cuanto estuviera en ellas , a su alcance,
o incluso más lejos…
..para jugar todo lo que fuera posible,
y sin titubear,
bien en contra nuestro
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