Escrito por Eduardo M Romano el 9 febrero, 2014
Conozco personas que se aferran lo más fuerte
que pueden a sus propios sentimientos y que toman muy en
cuenta los de los otros,
para mantenerlos no sólo con vida
sino también todo lo genuinos que puedan.
Es gente que siempre parece estar bien predispuesta,
en las buenas y en las malas,
para cuando llegue la ocasión extensa,
el breve incidente
o el momento inesperado…donde puede aparecer un sentimiento
Estas personas , no tengo la menor duda
de que son de lo más leales y sinceras
hacia su propio sentir y al de los otros.
Quiero decir, que no es que sólo anden por ahí
gritando “presente” o haciendo que se note el “aquí estamos”,
nada más que cuando las cosas pintan lindo y desbordan
de promesas .
Porque también saben estar
para reconfortarlos y darles su apoyo cuando la mano viene
brava y torcida , a los asuntos del sentimiento.
Quiero decir, cuando lo que está por venir, no pinta para nada bueno
y cada vez que al camino ya se lo presiente
lleno de malos ratos,
sinsabores y disgustos.
Cuando los desplantes son seguros
y a la mala fortuna se la ve venir derechito a contramano….
…también están presentes,
codo a codo si hace falta,
junto a las cosas del sentir y del apasionamiento.
No les hacen el vacío, ni se les ocurre cortales el rostro.
Tampoco se les pasa por la cabeza mirar para otro lado,
hacerse los distraídos ni andar fingiendo que no existen…Incluso
en momentos tan complicados como éstos,
nunca los dejan solos a la pasión ni al sentimiento.
Por eso digo que se los toman muy en serio y
siempre les dan el lugar que se merecen,
en las buenas y en las malas.
Para mí que tiene mucho de coraje y de respeto
lo que hace esta gente.
Y no sólo hacia el sentir…
…sino hacia cada una de esos fragmentos,
que forman todo cuanto reconocemos al instante,
como inseparable
de lo que somos,
en singular y en plural ,
con los otros.
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