Escrito por Eduardo M Romano el 24 abril, 2020
La singularidad y la palabra.
En lo que respecta a la palabra y sus diferentes formas de expresar
lo singular de lo que es y parece cada uno,
existen toda clase de encuentros y desencuentros.
Porque la conciencia y la voluntad
no están solas en este asunto.
Hay que contar también con lo insabido, lo sojuzgado y lo impreciso.
Aquello que sólo puede ser expresado,
siempre y cuando se disfrace de otra cosa.
O bien con aquellos condenado a deambular para
siempre en el silencio .
o por caso,condenado a habitar como dolor mudo,
miedo a algo concreto
o angustia que da vueltas y más vueltas sobre sí misma.
Entonces, las palabras que se dicen,
pueden representar, a su modo y bajo muy distintas formas,
lo más genuino de los afanes,apegos,ideales y desatinos
de cada uno.
Los entrañables, esos que sentimos que mejor nos representan.
Pero siempre dejando lugar para lo incierto ,
lo imposible de decir y ser escuchado.
También existen palabras que sólo puede darse a conocer entredichas, superpuestas,
A menudo, mutiladas , silenciadas, negadas o acalladas.
Hay palabras cuyo destino, no es otro que el de ser sepultadas para siempre.
O con el rostro tan cambiado
que parecen
que ya nada tienen que ver con uno.
Y creánme que no son pocas las veces,
en las que uno va diciendo
y parece que le va saliendo fluido y muy lindo…
.. cuando en verdad,
no hace más
que hablar por boca de otro.
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