Los dichos le salían poco convincentes de su boca.

Escrito por Eduardo M Romano el 11 diciembre, 2013

 

 

No se trataba simplemente que no confiara en la memoria

queaún guardaba de lo que había sucedido.

Tampoco terminaba de confiar en lo que había visto.

Porque tenia la mala costumbre de pensar siempre en alguna otra cosa muy diferente

de la que en el momento estaba viviendo.

Entonces a las percepciones,  él las tenía . Y a  las vivencias también las iba atesorando.

Pero ambas presentanestos quiebres y essas otras lagunas.

Porque sus partiuclares percepciones  en todos los casoso,

tenianalgo de impasse y de incierto…cosa que terminaba

imprimiéndoles en sus adentros, como una atmosfera entre

débil y tenue

Esto resultaba ya más que suficiente para transformarse,

a posteriori,

en el posible punto de partida de ésta o aquélla otra duda.

Con respecto a lo que vive en en el transcurrir cotidiano

de las cosas simples, él casi siempre

al mismo tiempo , como le decía, acostumbraba ocupar la cabeza

con otra clase de cosas y embeberla en asuntos diferentes a esos

que estaban ahora adelante suyo.

De modo, que podria decirse, que en más de

un sentido,

con él mismo y con los otros,

él al mismo tiempo,

estaba y no estaba.

Esto hacía que

en la mayor parte de las ocasiones,

sus vivencia adolecieran de alguna falla

y tuvieran una infaltable laguna.

Entonces en algún punto del recuerdo y la memoria,

la trama  o la historia que estaba viviendo

se le tornaba indecisa y vacilante.

De modo que no podía saber si tenía que seguir adelante

por este lado,

o agarrar nomás por aquél otro.

Así empezaba meterle más y más dudas a lo suyo.

Empezaba agarrándoselas con lo que se acordaba,

y un poquito más tarde,

con lo que pensaba y con lo que sentía.

Es decir, que de incertidumbre no se le salvaba casi nada.

Esto que les digo, a él se le notaba de lejos,

por la forma en que decía y se iba moviendo entre las otros.

Entonces, por más que fuera cierto,

eso que había vivido,

su semblante y sus dichos,

le salián

muy poco convincentes de la boca, de la postura y de los gestos.

Todo terminaba la mayor parte de las veces,

en que a la gente que le era cercana, y a la otra

…les comenzaran a entrar ciertas   dudas sobre eso que él

transmitía entre ambiguo y titubeante…

…o directamente, no lo daban por cierto.

Y eso que él no era ningún fabulador ni mentiroso.

Sólo que ciertas caracteristicas

propias,

le jugaban muy en contra.

 

 

 

 

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