Escrito por Eduardo M Romano el 18 enero, 2014
Cada uno de nosotros puede tener
esa clase de momentos singulares
y llenos de magia,
que no son el reflejo , la copia ni la sombra
de nada.
Porque pueden ser muy bien el comienzo de algo que
uno no se esperaba.
Momentos inefables, que valen por ellos mismos.
Y que se atienen a ciertas reglas
que tienen su sentido
y no son un puro desorden.
A mí me parece que es
bueno respetarles el lugar
que se han ganado dentro nuestro…y no pretender
deshecharlas tan rápido
juzgándolas a partir de las reglas y los principios
de las realidades objetivas.
No me atrevería a decirlesque es sólo por experiencia
acumulada ni por una sumatoria de ensayos
y de errores que llegamos a tenerlos
a estos momentos.
Hay ocasiones , en las que es por el lado del Deseo por
donde empiezan a cobrar sentido y a adquirir
cierta consistencia
cosas que no es que sólo no veíamos,
sino que tampoco estaban porque no existían.
No tiene que ver con asuntos prácticos ni con resultados
que se los verifica para usarlos de inmediato
en algo concreto.
Quiero decir, que su valor
tenemos que buscarlo por otro lado.
Porque en las Subjetividades existen asuntos
con los que uno se encuentra y toma contacto
por los bordes de la imaginación y el aparente sin sentido.
Son tantas las veces en las que uno llega bien cerca
de aquello que parecía del todo Imposible,
después de haber seguido,
como al descuido,
el camino menos pensado.
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