Escrito por Eduardo M Romano el 7 diciembre, 2013
Es algo muy característico de la Subjetividad humana
no disponer
nunca de algo que podría parecerse
a una especie de panorama bastante ordenadito y completo de todos sus caminos, llanuras,
vacios, composiciones, abismos y desfiladeros.
Porque nunca tenemos a nuestra disposición ni al alcance de la mano, una supuesta visión completa ni pormenorizada de nosotros mismos ni de nuestra vida ,
ya sea que pongamos el foco ahora, atrás o adelante.
Y si alguien supone que sí la tiene,desde ya le voy diciendo que en todo caso
será una mezcla de ilusiónn, auto-engaño, más una dosis variable
de narcisismo.
Lo propio de cada subjetividad es que aprenda
no sin esfuerzo,
a manejarse con verdades provisorias….
…me refiero a ciertas construcciones
que “a posterori” intentan dar cuenta de esta cosa que nos ha sucedido o
bien de aquella otra
que en su momento no alcanzamos a comprender del todo.
Créanme que es imposible
catalogar a nuestros deseos
y ponerse uno a describirlos como si estuviera dando una clase de Botánica…
mientras los sentimientos se quedan quietos , las pasiones inmóviles y a los Fantasmas se los deja en algo parecido a una solución estéril,
como si pudieran quedar atrapados en un tubo de ensayo…
…Si alguien se propone hacer una historia de cada singular devenir subjetivo, a a tener que considerar r y tomar muy en cuenta,
no sólo los hechos visible y por todos conocidos.
Los que han dejado ciertas marcas reconocibles y unas huellas aún definidas, aunque ya haya pasado tanto tiempo….Pero no alcanza con eso….
…Quiero decir, que un intento de composición de la subjetividad propia,
tanto de la que es ahora como de la que ha venido siendo, ademas de los hechos importantes
y de los actos manifiestos…..tienen que hacerle un lugar a eso que pasó pero que no pudo ser visto.
A aquello otro imaginado hasta el cansancio,
pero condenado al silencio…también a esas cosas que fuimos dejando abandonado en los bordes de lo posible
y de los “más adelante “…pero a las que nunca fuimos capaces ni supimos cómo había que tomarlas en serio.
Digo, para darles al menos
una oportunidad de jugarse para dejar
de ser promesa.
Los imposibles, los invisibles,
además de los silenciamientos tercos,
y de las cuentas pendientes que mantenemos,
con los otros y con nosotros mismos…también forman parte del asunto…
…y lo menos que merecen,
yo creo
es el derecho de ser
reconocidos también como una parte
genuina de nuestra historia.
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