Escrito por Eduardo M Romano el 23 abril, 2014
Esa noche , no podía dormir. Así de fácil.
Y se le dio por recordar algunas cosas suyas de antes.
Me refiero a esa clase de asuntos simples,
que a todos nos van pasando en nuestras vidas ,
comunes y corrientes,
con el paso del tiempo.
Se trata de cosas que están muy lejos de significar algo
semejante a hitos, quiebres o fracturas.
Uno podría decir que ni siquiera se trata de escenas
que tengan un relieve destacado
o algún borde que sobresalgo, llame la atención
o salte de imporviso a la vista y las haga
un poco más llamativas que otras.
Esa noche no se trataba de nada de eso. En parte
porque se lo propuso, pero en mayor medida,
porque no le salía de otra forma,
empezó a rememorar lo banal y a recordar lo más sencillo…
…asuntos en los que le había tocado en suerte participar,
formar parte o verse involucrado, sin comerla ni beberla..
..a veces como testigo, otras asumiendo protagonismo
y muchas en calidad de convidado de piedra…
Esa noche se había propuesto algo parecido a pasar revista
y a hojear tranquilo,
sintiéndose libre de ir para atrás , detenerse o encarar hacia delante,
y sin apuro,una página atrás de la otra.
El asunto es que al ratito nomás ,
como ya se habrán imaginado,
se encontró con esa clase de recuerdos que
no dejaban de tironerarlo por todos lados…tomando las direcciones
y los sentidos,que se les daba la gana…trayendo esta imagen a la concienica y evocando esa otra escena, llena de sentimiento,
que la tenía olvidada casi por completo..y que ahora aparecía con
lujo de detalles…Bueno, de más está decirles,
que esto no era para nada lo que se había propuesto , cuando
todo comenzó, relajado y tranquilo.
Es que en los asuntos
de la Subjetividad, los recuerdos y las memorias,
están muy lejos de ser una especie de libro abierto,
que uno va hojeando con calma,según la voluntad del momento.
Esto puede suceder por un rato. Pero créanme que alcanza nada más
que con un detalle, un pliegue, un pormenor,y un poquito de tiempo
para que surjan intensidades, y aparezcan toda clase de imágenes, escenas, evocaciones y sentimientos,
que no eran los previstos ni los esperados con calma.
Porque la memoria no es un asunto de ir empecinado caminando
para ese lado único y para ningún otro..
Nuestros recuerdos suelen despertar tormentas
que estaban al acecho…
y desatarnos remolinos , olvidados, relegados,
condenados al silencio o caídos en desgracia, o forzados a la indiferencia….
…que son del todo capaces de atravesarnos
cuando mejor les plazca..
…por fuera, por el medio y por dentro.
Deja una respuesta