Escrito por Eduardo M Romano el 22 junio, 2014
Nadie cambia sus formas genuinas
de vivir, sentir y dar a ver
sus asuntos,en forma repentina
ni de un momento para otro.
En la subjetividad,
no es posible decidir , como si fuera un mandato,
que a partir de este instante preciso,
las cosas van a vivirse,pensar, imaginar y sentirse
de este inexorable modo y no de algún otro.
Como llevando el sello más estricto
y la marca más tiránica con uno mismo.
Entre tantas otras cosas,
empezando por la libertad y por la ética,
están el deseo y el inconsciente,
que aunque a simple vista no parezcan,
sabemos que mucho tienen que ver con eso.
También existen los fantasmas que gustan
deambular como si fueran espectros,
adentro y entre medio
de nosotros.
Además , no es cuestión de cargarles
la tinta,
porque son incontables son las ocasiones,
si es que me lo preguntan,
en las además sentimos su apoyo , cercanía y aliento.
Créanme que son capaces de revolearnos por el aire,
a medida que van metiendo miedo…pero también
de estar muy cerca
en esos momentos
tan particulares
en los que nos damos cuenta ,
que a pesar de lo que puedan decirnos…
..nos damos perfecta cuenta,
que nos hemos quedado solos…
…Y hay ocasiones,
en las que aunque veinte
puedan llegar a ser los nombres..
..y hagan fila para llegarnos los recuerdos…
..sentimos que la entrañable cercanía..
no puede dárnosla ninguno,
de esos veinte,
ni de aquellos treinta.
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