Nuestras subjetividades están llenas de claroscuros y relieves de lo más diversos.

Escrito por Eduardo M Romano el 30 diciembre, 2013

Había partes de sí mismo que se las conocía

casi de memoria. Al lado de otras, muy cercanas

de cuya existencia y eficacia

no tenía idea ninguna.

Bueno, por el lado de las que sí sabía

y de las que era bastante conciente,

se daba cuenta que no eraposible que le hubieran

venido , la inquietud y la sorpresa.

Sabía, porque no era ningún necio,

que ninguna persona común y corriente,

así,como una cualquiera de nosotros,

es imposible que sea del todo homogénea, entera,

coherente, recíproca, simétrica, transitiva y felizmente

centrada en sí misma.

Ya lo tenía bastante visto

al hecho de que cada quien

carga todo el tiempo consigo

con fragmentos insabidos,

anhelos que desconoce,

memorias que se le fueron desdibujando

certezas de lo más sospechosas

y mandatos que pueden llegar a ser

de lo más implacables y crueles…que están

ahí , casi siempre con uno,

y que nadie sabe bien de dónde les vienen,

y que complicidad de lo más extraña,

los alimenta de muy buena gana.

Entonces, él tenía bastante idea,

acerca de los fragmentos desconocidos,

ambiguos, extravagantes e inciertos que

tener,los tenemos todos.

Tambien sabía acerca de esa clase de asuntos

que en lo que dependa de uno ,

es mejor optar por cortar todo lo que uno pueda

con ellos y darlos por concluídos…porque si por ellos fueran,

seguirían dando vueltas y más vueltas,

laberínticas,

sobre sí mismos,sin conducir a ninguna parte.

Aunque claro, aún así, la procesión puede que siga por dentro,

aunque no nos demos cuenta.

Conocía, porque los había vivido,

de sobra a los claro oscuros y a la gama extensa de los tonos grises.

Se acordaba bastante de muchas de las preguntas

que se había hecho  y que permanecieron sin el menor

amago o indicio de respuesta.

Consideren además, que cada una de estas cosas

que les estoy diciendo, a medida que me acuerdo,

tenían sus propios contenidos, formas ,intensidades y relieves.

De modo que no resulta para nada extraño,

que dentro de uno

anden tirando cada una para su propio lado…

…forzando deslices, equívocos , contradicciones

y toda clase de paradojas y cosas de lo más absurdas…

…que en muchas ocasiones pueden anticipar ciertos quiebres

y no otros adentro nuestro….así como unas particulares fracturas

en nuestros vínculos con los otros.

Las cosas no se quedaban en eso,

porque en las cuestiones de nuestras Subjetividades

y los así llamados mundos internos,

todavía hay lugar, y espacio créanme que hay de sobra,

para la la Promesa ilusoria , el ensueño diurno y la inocente

desmemoria….les digo más, hasta para esos pequeños auto engaños,

que si no se pasan de la raya,

uno se los toma como una especie de recreos internos

y no depende demasiado ni se deja enredar del todo con ellos…

….son hasta necesaros y nos hacen falta en los

ajetreos, obligaciones y vaivenes de nuestros día a día.

Quiero decir,

que cumplen con lo suyo. Son como certezas que las llevamos

dentro, sin que haga falta decirlas…porque todos sabemos

que no son ciertas….Por ejemplo,se me ocurre,

esa curiosa idea,

ilusoria por donde se la mire,

de que tenemos bajo control y como domados,

la mayor parte de nuestros asuntos….o esa otra sensación ,

no menos caprichosa e insensata

de que lo que se dice sorpresa fuera de control o traspié

absurdo e insensato..lo mpas seguro es que les ocurra a los otros

que andan pasando o que tenemos al lado,

y nunca a nosotros.

 

 

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