Escrito por Eduardo M Romano el 2 abril, 2017
Algo parecido a lo que se dice
un aviso previo
para poder estar más o menos preparado
y atento para lo que viniera,
no había ninguno.
Quiero decir, indicios había de sobra
que , en caso de ser bien leídos,
anunciaban a su modo, las inquietudes y la angustia
cercanas.
De modo que para ella (víctima y protagonista)
en esos momentos,
casi todo lo importante
transcurría inconsciente e insabido.
Sólo era cuestión de tiempo
para que llegara la tormenta
que la hacía tambalear
de un lado para otro.
Junto a esa catarata de sentimientos
desprovistos de nombre…
…y pensamientos sofocados
que ya no tenían
los ecos íntimos ni las inconfundibles resonancias
que saben dar
las palabras.
Deja una respuesta