Escrito por Eduardo M Romano el 31 diciembre, 2016
Estaban ahí.
Con esa clase de contundencia
con la que irrumpe lo imprevisto.
Sumada a la soberbia
de aquello que sabe
que llegó para quedarse
dentro nuestro.
La mayor parte de sus razones y motivos,
resultaron cuidadosamente reprimidos.
Muchas palabras se volvieron silencio.
Y en las pocas que lograron esquivar las arremetidas,
los énfasis fueron meticulosamente cambiados.
Ciertos personajes, claves en la trama,
terminaron siendo apartados,
o en el mejor de los casos,
forazados a resignarse
a la insignificancia ,
dentro de la Escena.
Lo poco que quedó,resultaba
casi irreconocible,
por lo débil y confuso.
Todo lo trivial había concentrado
la consideración y el aplauso.
Y a lo importante, le resultaba
a uno poco menos
que imposible encontrarlo,
a no ser
por uno que otro indicio o cabo suelto.
…» Los síntomas psíquicos..son actos perjudiciales,
o, al menos , inútiles para la vida en su conjunto…
..la persona se queja que los realiza en contra de su voluntad
y conllevan displacer o sufrimiento…
…pueden traer como consecuencia, un extraordinario empobrecimiento
de la persona…y por tanto , su parálisis para todas las tareas
importantes de la vida…»
(S:Freud. «Los caminos de formación del síntoma.». O. C. )
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