Escrito por Eduardo M Romano el 1 marzo, 2014
Era de esas personas que no claudican en lo suyo..
de esas que en el medio de las tormentas, no se olvidan
de quiénes son ni intercambian aquello en lo que siempre
confiaron y creyeron,
por algún otro asunto minúsculo,
y hecho por la pura circunstancia de que se le
cruzó a uno por delante,
y que a los fines prácticos y del momento,
puede llegar a resultar más cómodo,
más fácil y conveniente
que andar
sosteniendo lo propio y genuino.
Bueno, esta persona que les digo,
cosas como éstas no sólo no las hacía nunca,
sino que tampoco
se le cruzaba por la cabezapensarlas.
Era de lo más solidario cada vez
que hacía falta.
Pero jamás anticipaba su “presente”
con la boca…sólo estaba donde tenía que estar..
..sin que se lo tuviera que pedir antes ninguno.
Créanme que si algo le sobraba
eran el temple, la convicción y la fortaleza.
Esas que le nacen de adentro,
firmes y genuinas…a quienes saben bien adónde van,
para qué han venido y nunca olvidan de dónde vienen.
Por eso son auténticos.
Esta persona de quien les estoy hablando,
tampoco perdía el tiempo
en contemplarse
a si mismo
ni andaba por la vida usando a los otros como si fueran
nada más que espejos propios.
Quiero decir que ese narcisismo vacío y estéril,
nunca nadie en esta persona,
lo había visto.
Y no vayan a pensar que les estoy hablando
de un ser excepcional o perfecto.
Porque también solía tenía
sus errores y se equivocaba seguido.
Como todos nosotros.
Pero no se los sacaba de encima
adjudicándoselos,
así
nomás a otra gente….
.. Digo como esas otras personas,
que todos conocemos
y que no dudan en hacer todo lo contrario,
porque les parece más cómodo,
les resulta más fácil… y porque además piensan que
así van cortando camino …
y que lo que se dice precio…
..suponen liviana y engañosamente ,
que no se tiene que pagar
ninguno
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