Escrito por Eduardo M Romano el 9 agosto, 2020
Portar la palabra, en singular y con los otros
es ser capaz de decirla, sin repetirse más de la cuenta
a sí mismo, ni consentir en asumirse como el eco complaciente del que ocasionalmente
se tiene adelante.
No se trata sencillamente de enunciarla,
para desentenderse enseguida,
ni de permanecer como si nada ocurriera
cuando es preciso decirla.
Porque la palabra involucra e interpela,
para quien sabe enunciarla y escucharla en forma genuina.
No se la degrada transformándola
en comentario meloso, chisme , rumor,
pasatiempo gratuito ni enunciado obediente.
Tener palabra, es respetarla
y no andar diciendo una cosa por otra.
Cuidar la palabra,
no significa tener de antemano cada respuesta.
Tener palabra es ser capaz de sostenerla.
Y reconocer el equívoco propio
cada vez que haga falta.
Ser poseedor de la palabra,
a mi modo de ver,
también significa
ser capaz de llamarse a silencio
y abrir bien las orejas
cuando toca escucharlas.
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