Escrito por Eduardo M Romano el 4 mayo, 2014
Existen personas que son toda una maravilla
en eso de andar relatando,con todo detalle,
y hasta por los codos,
los asuntos que involucran y las circunstancias
que les atañen a los otros.
Porque si se trata de la demás gente,
créanme que no se guardan las palabras
ni se los ahorran al énfasis ni a la minucia.
Se sienten con todo derecho
a andar por la vida,
ventilando las intimidades de los otros.
Para esto, no tengan dudas,
que se los ve siempre de lo más atentos
y con la lengua bien suelta y afilada.
Pero en lo que respecta a lo suyo y propio..
..las cosas son del todo distintas.
Porque llama mucho la atención,
todo lo sobrios, parcos y lacónicos
que se muestran
en cada oportunidad en la que tienen
que decir o dejar entrever
algo que los involucre a ellos mismos
como personas y en lo más íntimo.
Si a uno se le ocurre por caso preguntarles..
…lo más seguro es que cambien rápido de tema,
desvíen la atención para alguna otra parte…
….o guarden silencio,
como dando a entender
que no nos han escuchado.
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