Un parloteo que tenía mucho de catarsis.

Escrito por Eduardo M Romano el 25 abril, 2014

 

Podía escuchárselo bastante seguido,

echándole mano a esos esquemas rígidos e inexorables

que con el tiempo los había transformado

en una especie de cartografía

que la empleaba de modo sistemático

para referirse a alguna cosa relativa al estado de las

cosas, a los otros o a sí mismo.

Cada vez que abría la boca,

todo parecía temblar alrededor suyo,

y había que agarrarse fuerte… porque nadie

parecía poder quedar a salvo de sus dichos despiadados

No hace falta que les diga, que la mayor parte de lo que

iba diciendo, tenía mucho más de catarsis

que de que de punto de vista o aún  crítica genuina.

El asunto es que poco y nada quedaba en su lugar

después de sus furiosos parloteos…y en lo que a él concierne,

quedaba sin aire y exhausto…con una mezcla de sopor y cansancio.

Tal vez porque debían ser muchas,

las partes de sí mismo, que se le habían escurrido con

sus ataques de furia. Pero claro, él no tenía forma de saberlo

ni de poder darse cuenta…que casi todos esos destratos que

con tanto empeño les dedicaba a los otros,

las más de las veces

no eran sino maneras sustitutas

y formas disfrazadas de exhibir a su modo,

ciertas cosas de sí mismo ,

de las que no tenía idea

ni guardaba conciencia.

El problema, como les estaba diciendo,

era que al poco tiempo,

se le instalaba una extraña mezcla de

sentimiento de banalidad e insignificancia…

…para los que ya no fuerzas  ni lugar adecuados

para poder ubicarlas.

 

 

 

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