Una aparente sin razón.

Escrito por Eduardo M Romano el 21 enero, 2017

A simple vista, resultaban tan extraños

esos pensamientos.

Parecían no tener razón de ser ni fundamento

relativamente coherente en los que apoyarse.

El sabía como al dedillo todo esto.

Y no pasaba un día sin que se repitera,

en voz baja y por dentro,

que no tenía el mínimo sentido

eso de seguir atormentándose a sí mismo.

Se refería a esas ideas absurdas,

a las que ya se les había hecho costumbre

el hecho de moverse sin cesar,

a sus anchas por dentro.

Así, por ejemplo,

que este encuentro , que parecía casual,

en el fondo , estaba repleto de malos presagios.

O bien que si no repetía tres veces,

y en el mismo orden,

esa cifra enigmática

vaya a saber uno  qué mal augurio

iba a sumarse para rondarle junto a todos

los otros que ya lo hacían.

Ni qué hablar de colocar antes de salir,

en la estricta misma secuencia,

esa multitud de objetos que con el correr de los años

se le habían ido sumando. Cada uno aportando un matiz

que le era propio.

Porque , en caso contrario,

algo amenazador y demoníaco

iba a saber despertarle esa tan temida mezcla

de sin razón y de espanto.

Eso podía ponerle  la firma ,

que más temprano que tarde,

llegaría.

«…los enfermos son ocupados por pensamientos

que en verdad no les interesa, sienten en el interior

unos impulsos que le parecen muy extraños,

y son movidos a realizar ciertas acciones cuya

ejejución no les depara contento alguno …»

(S.Freud. «Conferencias de Introduccion al Psicoanálisis. O.C:)

 

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