Escrito por Eduardo M Romano el 8 enero, 2014
Algo consiguió rozar, aunque no sabemos bien cómo explicarlo de
una manera consistente,
una cosa íntima , cierto pliegue no dicho ,
que guarda algunos de nuestros secretos,
y al que por algún motivo,
se cierto mandato interno
le ha denegado el acceso a la Palabra.
Entonces, lo que sigue, son esas complicadas tramas,
hechas de quiebres, desvíos,fragmentos y continuidades ambiguas…que son las que caracterizan a ciertas formas
que tenemos de encontrar
ese “no se qué “
que hace que nos identifiquemos con este rasgo
de esta precisa persona.
Lo que puede seguir es una clase de sentimiento borroso,
que empieza a expandirse por dentro.
Hasta que se hace de lo más evidente y clarito
que algo tenido por nuestro,
está también en algún otro…De modo que por
un instante,
quedamos cautivados por este detalle
o ese fragmento, que ha saltado a nuestra vista.
No tiene por qué ser algo importante. Las más de las
veces creo que incluso se trata de un detalle
de esos que uno los pasa de largo,
porque no dicen gran cosa….pero con lo poco que
dan a ver o insinúan,
a nosotros nos alcanza y sobra
para sentir eso tan difícil de poner en palabras…
…la captación fugaz pero inmediata,
de que algo nuestro,
casi ya olvidado
o que habíamos dado por perdido o resignado en el tiempo…
… ha podido sobrevivir
en otro.
Deja una respuesta