Escrito por Eduardo M Romano el 12 diciembre, 2020
Jugar la apuesta y hacer el intento
de alinear en algún momento de la vida
quién se es ,junto al que se piensa ,se imagina y se siente,
no es sencillo.
Y así nomás no se logra.
No es un arribo manso a algo que está a la espera,
sino a alguna cosa al comienzo incierta y que cada quien irá construyendo como pueda. Travesía insegura y a tientas,
que convoca e interpela.
Atravesada por las cercanías
y las distancias
que vamos jugando con los otros.
Los íntimos, los visibles, los próximos
y aquellos que habitan en las periferias.
Y Eso anónimo que sostiene
y hace que cada palabra tenga relieve y sentido..
Cada uno lo hace a su modo,
con esto que encuentra, con eso que inventa,
con quienes le toca en suerte vivir y con aquello otro que para bien o para mal
trajo consigo.
Con los nudos, los equívocos y los encuentros.
Las pasiones, los arrebatos, las golpes y los ensueños,
En especial, aquellas que conmueven
sin que se tenga conciencia.
Ni qué decir de tantas escenas y personajes
que se fueron amontonando
dejando demasiados verbos sueltos
huérfanos de predicados.
A la espera de un Sujeto
capaz de enunciarlas
en Nombre propio.
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