Vecinos y coexistentes.

Escrito por Eduardo M Romano el 21 junio, 2014

 

Se lo había repetido una y otra vez

para sus adentros. Como se acostumbra hacer

con esa clase de obligaciones que inultilmente,

uno trata de imponerse,

por obligación

y a contramano de cualquier sentimiento genuino.

Cuando estaba solo y delante de cada espejo,

se lo había repetido veinte veces,

y otras treinta volvió a decírselo a sí mismo….

…que por su propio bien

era mejor olvidarse por completo…darlo

por cerrado para siempre al asunto…además de poner

los pies en polvareda,

para salirse lo más pronto posible,

por su bien propio,

de esa trama más que complicada

en la que estaba metido.

Claro , esto se lo decía la razón…y cualquiera

que pasara cerca y lo escuchara,

no podía menos que asentir con la cabeza.

Pero el deseo y el inconsciente,

estaban ahí nomás, a la vuelta de la esquina.

Como suelen estar todo el tiempo,

vecinos y coexistentes.

Entonces eso que era un todo completo,

comenzó a hacerse oír y a valer por sus partes…

..las oposiciones dejaron de ser inequívocas

y tajantes,

para empezar a mostrar giros, dobleces y segmentos impropios.

…Ni qué decirles acerca de los efectos…

…porque había que ser adivino o medio brujo,

para llegar a discernirlos, en forma clara e indudable,

de las causas…

…Me refiero a cuando  es el Deseo y no  la Coherencia,

la que se planta firme

y toma la palabra.

 

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