Escrito por Eduardo M Romano el 22 diciembre, 2013
No es que lo hubiera querido de ese modo,
los seguía teniendo bien claros.
A los motivos,y las razones, créanme que aún hoy
(después de tantos años) podía recitarlos uno por uno
y casi de memoria.
A la tenacidad la llevaba adentro.Y lo que se dice persistencia
tenía de sobra…
…El problema era que ya no podía soñar como antes,
ni dejarse llevar por el vértigo,
apostando a la audacia.
Entonces los días se iban poblando de unos preámbulos,
que al atardecer languidecían
y por la noche ya no podía saberse a qué lugar
se habían ido,
ni por dónde debía uno salir a buscarlos.
En cuanto a la rebeldía, cuando llegó el momento,
se fueron encargando
el Olvido y la Complacencia,
bajo la atenta mirada
de esa Vigilia continua que se le fue instalando de a poco
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