Escrito por Eduardo M Romano el 3 enero, 2014
Me decía que ella se daba perfecta cuenta , que seguro que había metido en el medio algo propio. Se refería a ese apego inexplicable, que sentía por ciertas personas que al principio parecían toda una pinturita, llena de promesas de lo más lindas.
Y de inolvidables momentos que seguro iban a venir mas adelante.
Sólo después de un tiempo, pudo darse cuenta
que no es que fuera ella lo que se dice una típica persona masoquista.
Lo que pensaba que a ella le ocurría,
según me iba diciendo,
era más sutil y complicado de ver para frenarlo a tiempo.
En el medio de una ocurrencia, entonces pudo pescar
al vuelo,
que esta clase de gente, a la que siempre es mejor tenerla
lo más lejos que uno pueda…no aparecía en su vida en cualquier momento…
Sólo en esos en los que ella sentía…ahí se puso a balbucear y a dar vueltas, porque le resultaba dificil encontrar las palabras precisas…
..en esos momentos,(como me iba diciendo) en esa especie de singulares “exilios”, que aunque resulta de lo más extraño decirles,
ells se extrañaba de sí misma…perdía sus ejes más entrañables y caía en un más que curioso distanciamiento de ella misma.
Un desapego más o menos transitorio de aquello que la aferraba a sus Deseos y
motivos más genuinos.
Que eran los que tenían que ver con ella
y no con vaya a saber
qué cosas se les fueran ocurriendo a algún otro.
Esta clase de exilio, venía a ser como un alejamiento de sus propios ejes y referencias .De esas que todos nosotros nos da esa indispensable sensación de continuidad en los espacios , en los sentidos y en los tiempos.
Cada vez que le aparecía algo como esto ,
… no llegaba a ser fractura sin retorno…
…pero la empujaba hacia esa clase de descuido,
que , según me dijo, se parecía mucho a dejar como
entreabierto,
cierto fragmento muy vulnerable y propio.
De modo que en su historia… no tardaba mucho
en aparecer como de pura
casualidad…. aquél que captaba la ocasión como al vuelo…
para empezar a imponerle primero en formas sutiles y con muy
buenos modos indirectos…. sus propios motivos, deseos, precondiciones y argumentos….que poco y nada tenían que ver con
lo que a ella le hacía bien y quería.
El problema era que siempre se daba cuenta a destiempo
y cuando ya era tarde.
Porque se encontraba a sí misma enredada por todas partes…
…Porque las complicidades propias , también aportaban lo suyo…
y entonces, casi sin remedio…ella se sentía toda hecha como un nudo.
Deja una respuesta