Escrito por Eduardo M Romano el 5 septiembre, 2014
Sucede que hay ocasiones,en las que quisiéramos
poner el palabras y hacer el intento
de darle por caso, algún nombre
a esto que mientras ocurre
en algún lugar propio,
ya nos damos cuenta que posee la marca y el sello
de todo aquello que es momentáneo, singular
e irrepetible.
Esta sensación que nos atraviesa,
no cesa de dejarnos
como a medio camino entre el asombro,la curisosidad
y la extrañeza….junto al deseo de que por esta sola vez,
no nos abandone tan pronto…
…como que consienta quedarse un ratito más al lado nuestro.
Sin ninguna razón o motivo concreto.
Justito antes de que se nos instalen,
las coordenadas precisas
que a su vez
sabemos de sobra que no van a tardar
en llamar
a los anclajes inexorables.
Sólo unos instantes más. Eso es lo que pedimos.
Como para hacer el intento de vivirlo aún más intensa
y empecinada. Despojado de toda sensiblería y nostalgia.
A esto que sabemos
fugaz e irrepetible.
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