Escrito por Eduardo M Romano el 30 abril, 2014
Son personas queribles..tanto que cuando
uno más las conoce, sin saber bien por qué,
empieza a sentir ganas de ayudarlas,
aunque tampoco tenga en claro cómo ni en cuáles cosas…
..pero no es menos cierto,
que tanto el trayecto como el rumbo
que acostumbran darles a sus vidas,
es de lo más parecido a un gran despiste.
Porque se la pasan dejando muchas cosas propias
en los otros. Se comportan como si no quisieran saber nada más
con cierta clase de recuerdos, asuntos, ideas, escenas y hasta
sentimientos, que son de ellos y de ningunos otros.
Quiero decir, que visto desde afuera,
cualquiera diría que lo más razonable,
sería que permanecieran
ahí, justito en donde deben estar
y quedarse para seguir
haciendo lo suyo.
Reconocidos y actuando como eso que son,
vale decir, propios.
Y no en esa otra forma…dispersos,sacados de contexto,
desentendidos de sus circunstancias
y de sus íntimas historias,
a medida que son puestos
en éste o en aquél otro.
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